Hace poco alguien me preguntó cómo podemos hacer para tener una relación fuerte y cercana con el Señor. Fue una muy buena pregunta y la verdad me puso a pensar muchísimo… “Todo se resume en buscarlo con un corazón abierto y humilde… en sacar tiempo para Él. A veces puede que sienta que lo que hago no es suficiente, pero Él no lo ve de esa manera. Jesús sabe que estamos intentando y conoce nuestro anhelo de estar cerca de Él.”
La verdad, no se trata de tener una relación perfecta. Más bien, se trata de incluir a Jesús en cada aspecto de nuestra vida. Jesús solo quiere nuestro corazón. Así de simple. Él quiere habitar en nosotros y que seamos uno con Él. Puede que nuestro corazón se sienta pequeñito en ocasiones, o hasta agitado y cansado, pero así como está, hasta con sus cicatrices, así mismito Él lo quiere.
¿Cómo podemos fortalecer nuestra relación con Jesús? La clave está en PERMANECER, inclusive hasta cuando estamos pasando momentos difíciles y el panorama no sea muy claro que digamos. Cuando permanecemos y buscamos al Señor diariamente en su palabra, en la oración, en los sacramentos, en las personas que amamos y en los detalles del día a día, es ahí cuando la relación comienza a fortalecerse. Ahí es cuando la relación comienza a echar raíces fuertes. ¡Serán esas raíces las que te sostendrán a pesar de cualquier tormenta! Y si eres constante y nutres tu relación con Jesús todos los días, créeme que poco a poco verás los frutos, no solo en tu propia vida, sino también en la vida de los que te rodean.
Pensemos en las relaciones de pareja. Para que esa llamita de amor continúe encendida y continúe creciendo día a día, AMBOS deben dar lo mejor de sí. Ambos deben dedicarse tiempo, cariño y atención. Ambos deben estar dispuestos a escuchar lo que el otro tiene que decir. De parte de ambos debe haber comprensión. En fin, se requiere la entrega de ambas partes. Igualmente ocurre con Jesús. Él viene SIEMPRE a nuestro encuentro. ¿Y nosotros? ¿Lo estamos buscando? ¿Le dedicamos tiempo? ¿Lo escuchamos? ¿Lo amamos?
Cuando estamos enamorados, buscamos muuuchas maneras para demostrarle al otro cuánto lo amamos. ¡Movemos cielo y tierra para el otro! Así mismito debemos hacer con el Señor, ¡pues Él lo da todo por nosotros!
Estamos en el tiempo perfecto para salir al encuentro del Señor, para decir YO QUIERO CAMINAR CON JESÚS. Aprovechemos este tiempo de Adviento para reflexionar sobre cuáles son nuestras prioridades, cómo estamos viviendo y cómo estamos amando. Preparemos nuestro corazón para que esta Navidad sea diferente… que YO SEA DIFERENTE… que al fin yo permita que Jesus nazca en mi corazón y viva en mí hasta la eternidad.
Recuerda: No se trata de tener una relación perfecta. Se trata de que Jesús viva en nosotros y nosotros en Él, A CORAZÓN ABIERTO.
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